Angélica, Germán y Astrid me abrieron las puertas de su casa y su confianza.
De la mano, me guiaron a encontrar la luz de un mundo en penumbras. Conocí en su compañía, la elección de la vida sobre la fugacidad de la luz. Atravesar la oscuridad para ensanchar la mirada y encontrar, al tacto, una realidad aún por descubrir, aún por sentir.
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Germán se alista para ir a trabajar. Me invita un café y desayunamos juntos. Astrid lo despide en la puerta de su casa y prometen encontrarse más tarde. El trabajo de Germán le permite volver a casa para comer, la mayor de las veces. Acompaño a German en su camino a la oficina y admiro su autonomía.
Cruzar un puente es el menor de los desafíos que enfrenta día a día. Conoce su camino a través de los sonidos, los olores y los obstáculos con los que a veces tropieza. Sin embargo, siempre hay imprevistos en una ciudad que decide no mirar a quienes en ella caminan. Me quedo pensando en la estreches de la mirada de los que confiamos nuestro andar sólo al sentido de la vista.
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De regreso en su casa, Angélica le muestra el braille a Astrid; su escritura y lectura táctil es un sistema sofisticado de comunicación que más tarde perfeccionará. Lo más importante ya lo domina: la voluntad de explorar el mundo y compartir lo que su piel y sus otros sentidos le permiten mirar, más allá de la angostura de un mundo que Astrid se atreve a desafiar con la valentía de su ternura.
Son felices, me lo dice la complicidad en sus sonrisas.
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Astrid me invita a conocer su mundo, que es también el nuestro. Curiosa, explora mi cámara fotográfica. Con la misma emoción, le muestro la forma en que he aprendido a mirar a través del lente de aquel artefacto que ya considero una prótesis de mi cuerpo.
Seguimos jugando y Astrid guía mi mano y me lleva a mirar al tacto las flores de una cuna de Moisés, que Germán le ha enseñado a conocer y a cuidar. Después de un rato, Astrid se queda dormida. A la luz de sus sueños, disfrutamos de una generosa comida que Angélica cocinó para nosotros. En la sobremesa, me comprometo a buscar la forma para juntos elegir las fotografías del concurso.
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Aquí el motivo de mis palabras, de esta serie fotográfica: interpretar la voluntad de mi mirada y compartir con ellos y con ustedes la descripción de una serie de fotografías que intentan iluminar la oscuridad de nuestra ignorancia.